Escritor, poeta, filósofo, agrimensor, naturalista, conferencista y fabricante de lápices estadounidense. Henry David Thoreau es imposible de encasillar pero se lo recuerda como uno de los fundadores de la literatura estadounidense y conceptualizador de las prácticas de desobediencia civil.
Nacido el 12 de julio de 1817 en Concord, Massachusetts, en el seno de una familia de protestantes franceses poseedores de una fábrica de lápices, sus diarios personales escritos disciplinadamente desde su egreso de Harvard nos revelan su fascinante personalidad.
Al graduarse Thoreau regresó a su casa a Concord, donde conoció a Ralph Waldo Emerson a través de un amigo mutuo. Emerson lo veía como un hijo. Lo asesoró y presentó al círculo de escritores y pensadores locales, del que participaban William Ellery Channing, Margaret Fuller y Amos Bronson Alcott, además del famoso Nathaniel Hawthorne y su hijo Julian.
Emerson instó a Thoreau a contribuir con ensayos y poemas a un periódico trimestral, The Dial, y presionó a la editora, Margaret Fuller, para que publicara esos escritos. Thoreau, a cambio, se desempeñó como su asistente editorial, tutor de sus hijos y hasta jardinero.
Una de las curiosidades de la biografía de Thoreau es su estancia en una cabaña, donde vivió una solitaria experiencia de contacto con la naturaleza durante 2 años, 2 meses y 2 días. De allí surgió su obra Walden, Vida en los bosques.
Antiesclavista por definición, no solo predicó el abolicionismo en artículos publicados, por ejemplo en el periódico de William Lloyd Garrison, sino que también se involucró activamente en la llamada Underground railroad, red de sitios seguros para esclavos fugitivos en busca de destinos de libertad.
Con la misma integridad, en 1846 prefirió ir a la cárcel antes que pagar impuestos para financiar la guerra con México. Si bien después parece que su tía abonó lo adeudado, liberándolo, esa vivencia lo motivó a brindar conferencias, a partir de las cuales emergió luego ese fervoroso ensayo publicado en 1849, titulado Desobediencia civil, una pequeña joya de la resistencia ante lo injusto, y cuya lectura resulta tan vigente hoy como el día de su creación.
Thoreau contrajo tuberculosis en 1835 y años después enfermó de una bronquitis severa. Su salud disminuyó, con breves períodos de remisión, y finalmente permaneció en cama. Reconociendo la naturaleza terminal de su enfermedad, Thoreau pasó sus últimos años revisando y corrigiendo sus trabajos inéditos. Murió el 6 de mayo de 1862, a los 44 años.
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