Por Pamela Morales Jourdan
Pamela Morales Jourdan comenta sobre lo expuesto por Lynne Kiesling en el quinto capítulo del libro “¿Auto-control o control del Estado? Vos decidís” en el marco del proyecto “Leyendo por la Libertad en Argentina” de la Fundación para la Responsabilidad Intelectual junto a Atlas Network.
Una solución diferente para los problemas ambientales
En estos últimos meses han tomado protagonismo ciertos asuntos ambientales en la Argentina: la minería a cielo abierto en Chubut, la ola de calor y consecuente sequía en el país, y los permisos para extraer petróleo del mar argentino.
Los grupos ambientalistas no están contentos con el manejo del Ministerio de Ambiente, y claman por aplicar la clásica receta de prohibiciones y penalizaciones. Asimismo, no se ve mucha iniciativa por parte del gobierno para resolver estos problemas porque -en general- se sabe que una política prohibicionista atenta contra la productividad, algo de lo que estamos muy necesitados hoy.
Sin embargo, esto no tiene por qué ser una dicotomía. Existe una forma alternativa que muchas veces trae mejores resultados que las medidas convencionales. Hablamos de la asignación de derechos de propiedad y derechos de uso, que de hecho ha demostrado muy buenos resultados ambientales y económicos en todo el mundo y en distintas épocas. El objetivo de las políticas con este enfoque es el de alinear los incentivos privados con los beneficios ambientales.
En el ensayo “La responsabilidad y el medio ambiente” escrito por Lynne Kiesling y publicado en el libro “¿Auto control o control del estado? Vos decidís”, se narra el caso de Rosalie Edge, una activista estadounidense de la década del 30’ que fue testigo de cómo las aves rapaces eran asesinadas por deporte y dinero en Hawk Mountain. Dichas aves eran consideradas una plaga, y mientras que a muchos, el asunto de su caza no les preocupaba, Rosalie Edge investigó, vio la amenaza de extinción que enfrentaban estos animales y decidió ocuparse. En 1934, alquiló una buena porción de tierra en Hawk Mountain y contrató a un guardia para evitar que los cazadores dispararan allí a las aves de presa. Luego, recaudó el dinero para comprar ese terreno y años más tarde, lo entregó a la Hawk Mountain Sanctuary Association.
La premisa era simple: comprar la tierra para asegurar el control de su uso y dedicar sus recursos naturales al hábitat de la vida silvestre. Tiempo después, la opinión pública respecto a las aves rapaces cambió. Se empezó a percibir el rol que cumplen dentro del ecosistema, e iniciativas como Hawk Mountain Sanctuary contribuyeron al resurgimiento de muchas especies. Hoy en día, Hawk Mountain es el santuario de vida silvestre más antiguo del mundo, y sigue siendo de propiedad privada, financiado y dirigido por sus miembros.
Hawk Mountain proporciona un ejemplo de cómo los derechos de propiedad afectan la conducta: si los propietarios llegaran a encontrar a alguien en sus tierras cazando, pescando o invadiendo ilegalmente, podrían presentar una demanda civil en su contra. De ser hallados culpables, los infractores tendrían que pagar algún tipo de multa en compensación.
LA IMPORTANCIA DE LOS DERECHOS DE PROPIEDAD
Efectivamente, los derechos de propiedad nos hacen ser responsables de nuestro comportamiento. Nos ayudan a incorporar en la toma de decisiones los efectos de nuestras acciones. Además, el propietario de una tierra probablemente desee que su tierra se mantenga en buenas condiciones. La propiedad individual de una tierra que incluya un lago, por ejemplo, incentiva al propietario a mantener la calidad del agua, ya sea por su propio valor de consumo o porque la contaminación reduciría el valor de mercado de la propiedad.
“Los derechos de propiedad que están suficientemente bien definidos y protegidos crean incentivos para mantener la calidad ambiental en el presente y para el futuro, alineando los intereses económicos y ambientales” nos dice la autora. Que existan derechos de propiedad es consistente con resultados económicos y ambientales beneficiosos porque la propiedad privada promueve la buena administración.
Ahora, no todos los problemas ambientales son tan sencillos, porque definir y asegurar los derechos de propiedad puede ser costoso o incluso inviable, debido a las características de los recursos, como el caso de los peces de un río o del aire que todos compartimos. En estos casos, en lugar de acudir a las clásicas regulaciones y prohibiciones, podemos pensar en que aún se pueden definir derechos de uso.
Entonces, distinguiendo derecho de propiedad del derecho de uso, entendemos que es posible definir y proteger los derechos de uso incluso cuando los derechos de propiedad no pueden ser bien definidos. Algunas de las políticas ambientales más efectivas de las últimas décadas han utilizado este conocimiento, alejándose de la regulación y prohibición para utilizar un enfoque que tenga en cuenta los incentivos.
LA INDUSTRIA PESQUERA
La industria pesquera proporciona un buen ejemplo en el que un enfoque de derechos de propiedad produce resultados sostenibles que son inalcanzables de otra manera. La regulación tradicional en la década de 1980 llevó a la reducción de las temporadas de pesca para muchas especies. Un método diferente de regulación es el de las cuotas de pesca individuales (IFQ, o cuotas de captura) que definen el derecho de un pescador a una participación en el total admisible de capturas (TAC). Ese derecho es transferible, lo que convierte al IFQ en un activo.
Las pesquerías que utilizan IFQ en lugares que van desde Islandia hasta Nueva Zelanda han visto cómo las poblaciones de peces pueden incluso aumentar así como los ingresos derivados de la pesca.
EL PROGRAMA DE LLUVIA ÁCIDA
Otro caso notable en los Estados Unidos es el Programa de Lluvia Ácida implementado por la Agencia de Protección Ambiental. Este programa otorga permisos de emisión negociables para el derecho a emitir dióxido de azufre (la mayoría procedente de la quema de carbón para generar electricidad).
En el primer año de utilización de estos permisos, las emisiones disminuyeron en más de un 35% por debajo de los niveles de 1980. Para el año 2000, las emisiones estaban casi un 40% por debajo de las de 1980.
En definitiva, todos estos ejemplos nos demuestran que los derechos de propiedad proporcionan un medio imperfecto, pero poderoso, de conectar la conducta con la responsabilidad y de inducir a los seres humanos a tener en cuenta el impacto de sus acciones sobre los demás a la hora de tomar decisiones. Ello aplica también para aquellas vinculadas con el impacto en el medio ambiente
Pamela Morales Jourdan
Estudiante avanzada de Licenciatura en Economía, y participa en el UCEMA Friedman-Hayek Center for the Study of a Free Society como asistente de investigación. Forma parte del staff del Club de Economía de UCEMA y trabajó desempeñando roles de liderazgo en diversas ONGs, como Fundación Libertad, Club de la Libertad de Corrientes y el Club de Leones Internacional.